A medida que el tiempo avanza, El Exorcista persiste como una obra maestra del terror, un recordatorio perdurable de cómo el cine puede sumergirnos en las profundidades de lo desconocido.
Cincuenta años después de su estreno oficial en cines, un 26 de diciembre de 1973, El Exorcista es considerada un monumento en la historia del cine de terror. Una cinta que marcó un antes y un después en el género. La cinta dirigida por William Friekdin, basada en una novela de William Peter Blatty, sigue dejando a su paso una estela de secretos y curiosidades que han contribuido a su estatus de clásico indiscutible. Aquí desentrañamos algunos de los aspectos más fascinantes de esta película que ha aterrorizado a generaciones.
En el momento de su estreno, la película fue prohibida en varios países y generó intensos debates sobre la representación de lo sobrenatural en el cine. Acerca de El Exorcista hay muchas leyendas que la han llevado a ser una de las cintas malditas por excelencia. Se dice que ambulancias esperaban fuera de los cines debido a casos de desmayos y crisis nerviosas entre el público.
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Esto fue una muestra no solo del poder de una película como El Exorcista para provocar un miedo genuino, sino del cine en general, capaz de remover la consciencia del público. La producción destaca por su narrativa intensa y los elementos de horror psicológico que han influido en numerosas películas de terror posteriores, estableciendo estándares para el género.
A medida que el tiempo avanza, El Exorcista persiste como una obra maestra del terror, un recordatorio perdurable de cómo el cine puede sumergirnos en las profundidades de lo desconocido.
Hechos reales
Hay que partir comentando que El Exorcista está basada en supuestos hechos reales, específicamente en el caso real de posesión demoniaca de un niño de 12 años, ocurrido en 1949. Este niño y su familia comenzaron a ser testigo de hechos sobrenaturales como objetos que levitaban, ruidos en su casa, entre otros acontecimientos que llevaron a William Peter Baltty a escribir su exitosa novela. Aquí te contamos a detalle la historia de este caso.
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Una partitura aterradora
Además de una soberbia producción, dirección y un elenco de primer nivel, la música de El Exorcista es memorable. Esta procedía de un álbum experimental llamado Tubular Bells, de Mike Oldfield. La música producida en el disco era ciertamente intensa. Cabe recordar que durante muchos años, Oldfield sintió cierto conflicto con que su canción fuera asociada a una película de terror. Hoy, la partitura compuesta por Mike Oldfield es una de las más reconocibles en la historia del cine.
Friedkin, el obsesivo
William Friedkin era un director obsesivo con cada detalle. A veces era capaz de hacer sufrir a sus actores con tal de lograr los resultados que buscaba. Para lograr que las escenas de El Exorcista proyectaran tensión y desazón, mandó a que la habitación de Regan (Linda Blair), la niña poseída por el demonio, se enfriara a temperaturas cercanas al congelamiento.
Se dice que el proceso de filmación fue tan intenso que Linda Blair sufrió secuelas psicológicas y requirió terapia después de completar la película.
Por otro lado, la película tiene varias líneas en los diálogos que destacan por ser muy explícitas y perturbadoras. Una de ellas, “¡Tu madre apesta a mierda en el infierno!”, fue sugerida por el propio Friedkin para lograr reacciones auténticas de sorpresa y disgusto en los actores, pero también en la audiencia.
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William Friedkin explicando la siguiente escena a Linda Blair durante el rodaje de ‘El Exorcista’. (Foto de Alan Band/Keystone/Getty Images)
Un ser aterrador
Pazuzu es el antagonista central de la película. Se le considera el rey de los demonios y el ser que acaba poseyendo a Regan. Hay imágenes y estatuas de él escondidas en la película: si miras con atención, las verás en ciertos fotogramas y momentos de la película. Esto se hizo para añadir una sensación de terror y crear un mensaje subliminal, algo que se hace con frecuencia en El exorcista.
Uno de los misterios más oscuros de El exorcista es quién mató a Burke Dennings. Este personaje, que en la película es directo de cine y fue niñero de Regan una noche, acaba muerto al ser arrojado por una de las ventanas del dormitorio de la niña.
Nunca se confirma quién lo mató, pero los espectadores se darán cuenta de que una de las esculturas de arcilla que Regan solía hacer es hallada en el lugar donde Burke cae muerto. Se da a entender que Pazuzu mató a Burke mientras poseía a Regan, lo que parece la respuesta más obvia y aterradora.
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Arte misterioso y revelador
En la pared de la habitación de Regan hay algunas obras de arte que llaman la atención. Uno de los cuadros representa a Hansel y Gretel intentando escapar de la bruja. La bruja y Regan están vestidas con los mismos colores. Otro muestra al Lobo Feroz vestido como la abuela, lo que significa que el lobo ya se ha infiltrado en la casa. Todo ello alude al hecho de que Regan es poseída por Pazuzu.
Un accidente inexplicable
Uno de los platós de El Exorcista se quemó sin motivo alguno, lo cual desató todo tipo de teorías sobre la producción de la película. Lo más espeluznante es que todo se quemó por completo, excepto la habitación de Regan, donde tuvo lugar la escena del exorcismo. Este sitio permaneció absolutamente intacto y a salvo del fuego. Debido a este misterioso incendio, se llamó a un sacerdote al plató para que lo bendijera.
El imperio de la luz
La icónica y espeluznante escena de la llegada del sacerdote, cuando baja de un taxi y se encuentra frente a la casa de los Macneil, está inspirada en realidad en una serie de tres óleos. El director William Friedkin se inspiró en El imperio de la luz, pintado por el artista surrealista René Magritte.
Arriba, «El imperio de las luces», de René Magritte. Abajo, la película «El exorcista» pic.twitter.com/O04BQneA53
— Jot Down Magazine (@JotDownSpain) January 29, 2016
En la película aparece un presunto asesino en serie de la vida real
Paul Bateson, técnico de rayos X en la vida real, interpretó el papel de ayudante del radiólogo en la escena en la que Regan se somete a una angiografía carotídea. Fue detenido por homicidio en 1979, tras conocer al crítico de cine Addison Verrill, mantener relaciones sexuales con él y golpearle el cráneo con una sartén.
Bateson se jactó de haber matado a otros hombres mientras esperaba el juicio, afirmando que lo hacía por diversión y arrojando sus cadáveres al río Hudson. Las autoridades sospecharon que era un asesino en serie que atacó a hombres homosexuales en los años 1977 y 1978, y envolviendo sus restos descuartizados en bolsas de plástico. Eran conocidos como los Asesinatos de la Bolsa.
Aunque tenían una confesión, no pudieron relacionar ninguna prueba con su denuncia. Condenado a 20 años por el asesinato de Addison Verrill, Bateson quedó en libertad en 2004.
