La historia real de Griselda Blanco nunca había llegado a las pantallas, a pesar de que construyó un imperio de la droga que sirvió de ejemplo para otras figuras de dicho mundo que vinieron después.
Llegó a Netflix una historia inspirada en una figura polémica del narcotráfico colombiano: Griselda, la cual nos cuenta la vida de Griselda Blanco, alias “la Jefa”, “la Madrina” o “la Viuda Negra”. La serie es protagonizada por Sofía Vergara en el papel de esta polémica mujer cuyo imperio de la droga es menos conocido que el de otros capos más mediáticos. Sin embargo, su poder fue tan inmenso como el de sus homólogos varones. Esta es la historia real de Griselda Blanco, una vida marcada por la violencia, el drama y la muerte.
La vida de Griselda Blanco nunca había llegado a las pantallas, a pesar de que construyó un imperio de la droga que sirvió de ejemplo para otras figuras de dicho mundo que vinieron después.
Primeros años
El lugar de nacimiento de Griselda Blanco es el gran misterio de su biografía: algunas fuentes lo sitúan en Santa Marta, y otras en Cartagena de Indias. Lo que sí es un hecho es que fue en el año de 1943 cuando comenzó la vida de una de las delincuentes colombianas más peligrosas de la historia.
Según su expediente delictivo, la carrera criminal de Griselda comenzó a los 11 años, cuando participó en el secuestro de un niño al que asesinó después de que su familia se negara a pagar el rescate. Poco más tarde, comenzó a vivir de la prostitución y de los robos, hasta que conoció a Carlos Trujillo.
Este personaje, que se dedicaba a falsificar documentos, la animó a emigrar hacia Nueva York cuando ella tenía solo 21 años. Ahí se casaron y tuvieron tres hijos. Poco después se divorciaron y se dice que ella ordenó su asesinato.
Ya totalmente asentada en la ciudad de Nueva York, Blanco conoció a Antonio Bravo, su segundo marido. Este personaje fue definitivo en su vida, ya que fue quien la introdujo al narcotráfico. Ambos inventaron un intrincado sistema para llevar cocaína desde Colombia hasta Estados Unidos a través de compartimentos secretos en la ropa de interior de jóvenes mujeres a las que les pagaban por transportar la droga.
En la década de 1970 y 1980, Griselda Blanco desempeñó un papel significativo en el auge del narcotráfico colombiano. Fue una de las pioneras en utilizar rutas y métodos innovadores para transportar grandes cantidades de cocaína a los Estados Unidos, en particular a Miami, donde asentó su imperio.
La ciudad sin ley
Fue en la década de 1970 cuando la pareja se mudó a Miami, lugar por el que entraba la droga al resto de los Estados Unidos. Además de una visión única para hacer negocios, Blanco se dio a conocer por su crueldad y falta de escrúpulos en el mundo del crimen organizado, lo cual la llevó a ser una figura temida tanto por sus enemigos como por sus aliados.
Se dice que Blanco recaudaba al mes hasta 80 millones de dólares. Disfrutaba de una vida llena de lujos en sus mansiones, organizaba fiestas, pero sobre todo, gozaba al ver cómo la ciudad de Miami se convertía en su paraíso. Para “la Jefa”, “la Reina” o “la Madrina” de la cocaína no había nada que no pudiera tener en su poder.
Violencia y más violencia
Debido a su obsesión por mantener su posición en el negocio del narcotráfico, Griselda Blanco estuvo involucrada en numerosos asesinatos y actos violentos. De acuerdo a varias fuentes, se le atribuyen alrededor de 200 asesinatos, muchos de los cuales eran ejecutados por pistoleros sobre motocicletas que eran contratados por Griselda.
A partir del nacimiento de su cuarto y último hijo, llamado Michael Corleone Blanco en honor al personaje de la saga El Padrino, Griselda comenzó a combinar su labor de emperatriz de la droga con el de madre.
La mujer que le metió miedo al propio Pablo Escobar
En 1975, Griselda evadió a la justicia regresando a Colombia, ya que se le acusó de cargos de narcotráfico. En ese mismo año, en la ciudad de Medellín, un joven y todavía inexperto Pablo Escobar dirigía a su propio cartel. “El único hombre al que alguna vez tuve miedo fue una mujer llamada Griselda Blanco”, dijo alguna vez el propio Escobar.
En este periodo en Colombia, ocurrió uno de los momentos más recordados en la vida de Griselda Blanco: creyó que su marido le robaba dinero, por lo que decidió asesinarlo de un tiro. Por ello le apodaron la Viuda Negra. Misma suerte corrió su tercer marido, Darío Sepúlveda. Queda claro que Griselda no se andaba con bromas, y que anteponía los negocios al amor.
De vuelta a Miami: el principio de la caída
Cuando Blanco volvió a Miami a finales de la década de los 70, su estatus peligraba cuando otros narcos, aprovechando su ausencia, se hicieron con algunos de los territorios de la ciudad. Pero ella no iba a dejar que su imperio decayera. Todo lo contrario: aprovechó la alta migración cubana a la ciudad para reclutar a varios hombres y mujeres que estuvieran dispuestos a ganarse la vida a cualquier costo.
Pero las cosas no fueron sencillas en esta vuelta a los Estados Unidos. La justicia ya estaba detrás de ellas, y varios capos de la droga la querían quitar del camino. En 1984 decidió emigrar a California, pero se topó con otro obstáculo: los grupos criminales salvadoreños, que también traficaban con droga.
Finalmente, Blanco fue arrestada en 1985 y condenada por cargos relacionados con el tráfico de drogas. En 1998, la “Madrina” se declaró culpable a cambio de una sentencia reducida. Cumplió una parte de su condena y luego fue deportada a Colombia en 2004. A pesar de que se retiró del mundo delictivo, el pasado no perdona.
Griselda Blanco fue asesinada a tiros en Medellín en 2012. Su vida y actividades delictivas han sido tema de interés en libros, documentales y series de televisión que exploran el mundo del narcotráfico.
La serie Griselda es una creación de Doug Miro y Eric Newman, quienes también estuvieron detrás de series del mismo concepto como Narcos (2015) y Narcos: México (2018). A partir de este 25 de enero, ya están disponibles en Netflix los 6 episodios de Griselda, donde veremos una alta dosis de acción, crimen y, por supuesto, droga.