Mordrid, el Doctor Strange que no fue

Doctor Strange del Universo Cinematográfico de Marvel no es la primera adaptación al cine del personaje creado por Steve Ditko y Stan Lee. Hace poco hablamos de la malograda Dr. Strange (1978), pero la vida de Stephen Strange tuvo en los años noventa un segundo intento por llevarlo a acción real.

Estamos en el inicio de la década de los noventa cuando una compañía famosa por sus cintas de clase B e ínfimo presupuesto se hace de los derechos del personaje Doctor Strange para hacer una serie de TV, pero cuando está a punto de entrar al rodaje estos vencen. Hablamos de Full Moon Features, propiedad de Charles Band y responsable de productos como las sagas de Puppet Master o Subspecies.

Tras algunas adaptaciones y cambio de nombres que pudieran derivar en una demanda, el piloto de la serie se volvió la cinta de 74 minutos Doctor Mordrid (1992), interpretada por Jeffrey Combs, mejor conocido por su papel de Herbert West en Re-Animator (Stuart Gordon, 1985).

La película nos habla de Anton Mordrid, hechicero enviado a la Tierra para detener a Kabal, quien buscaba abrir una puerta al infierno. A pesar de su bajo presupuesto, se trata de una cinta que se deja ver, y que nos hace pensar que de haberse realizado en condiciones más óptimas, estaríamos hablando de una de las películas de superhéroes mejor logradas.

La cinta, que se estrenó directamente en video, originalmente se llamaría Doctor Mortalis y en el diseño contó con la participación del gran Jack Kirby. La dirección corrió a cargo de Michael y Albert Band con guión de C. Courtney Joyner, mientras que Richard Band (hermano e hijo de los directores, respectivamente), compondría la música; Alfredo Bartoli haría la dirección de cámaras y el afamado Dave Allen haría los efectos especiales (como lo hizo en Willow; Cazafantasmas II y Querida encogí a los niños, entre otras).

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