La génesis de la primera Secret Wars

De manera muy irónica y maravillosa, nuestra Temible Competencia es la verdadera responsable de las Guerras Secretas. Verán, ellos son los que, sin proponérselo, iniciaron la cadena de eventos que con el tiempo llevaría a la creación de Marvel Super Heroes Secret Wars.

Las figuras de acción para niños tuvieron un resurgimiento a principios de la década de los ochenta. Líneas de juguetes como G.I. Joe y los Amos del Universo estaban volviéndose muy, muy populares. Sólo era cuestión de tiempo para que alguien hiciera la conexión entre figuras de acción y superhéroes.

Desafortunadamente, cuando el momento al fin llegó, este supuesto “cerebrote” acudió a la competencia y no a nosotros. (¡Lo cual les da una idea general del nivel de inteligencia que hace falta para tomar semejante postura!)

Como sea, ¡la línea de juguetes resultante fue un gran éxito!

Adivinen. Otro genio del marketing en otra compañía de juguetes notó ese éxito. Y acudió a nosotros.

Por supuesto, la compañía de juguetes sólo quería usar a nuestros héroes y villanos más conocidos dentro de su línea. También querían un concepto editorial que les diera cohesión.

Cumplimos con esa idea al crear la primera gran hibridación de una compañía en la historia de los cómics. Claro, los héroes han estado formando equipos desde los días de la Justice Society of America original y el All Winners Squad hasta la aparición relativamente reciente de los New Warriors, pero nunca antes habíamos visto a tantos reunidos en una historia que se extendió para abarcar diversos títulos.

A fin de cuentas, Secret Wars no resultó ser una línea muy exitosa de juguetes según se juzgan esas cosas. ¡Pero fue una de las series de historietas mejor vendidas en la historia! También inspiró muchas imitaciones. Algunas de estas hibridaciones han sido muy elogiadas. Otras solamente han generado desaprobación. Sin embargo, puede decirse con seguridad que la industria del cómic nunca volvió a ser la misma después de Secret Wars.

Y todo se lo debemos a la Temible Competencia por haber dado la licencia de sus personajes a esa primera compañía de juguetes.

¡Gracias!

Tom DeFalco, 1992