Black Panther: El Imperio Intergálactico De Wakanda, olvidar para volver a descubrirse
Black Panther: El Imperio galáctico de Wakanda es un prometedor ejemplo de los alcances que pueden tener los microuniversos de Marvel.
Por: Jesús Chavarría
Si algo ha entendido y ha ido perfeccionando Marvel con los años, es el sacar a sus personajes de los moldes establecidos por la visión tradicional de los superhéroes, y hacerlos explotar en géneros tan variados como la fantasía, el terror y la ciencia ficción, para no solo enriquecer los rasgos que les distinguen, sino reinventarles en aventuras sugerentes y espectaculares.
Tal es el caso de Black Panther: El imperio intergaláctico de Wakanda, en donde valiéndose de la fórmula clásica que se basa en la guerra entre un imperio dominante y una raza que lucha por su libertad, logra que la naturaleza tribal del concepto elaborado alrededor del Rey T’Challa, encaje a la perfección dentro de una trama que tiene como escenario principal las profundidades del cosmos, haciendo que el equilibro que mantiene en su retroalimentación con la tecnología, adquiera otro sentido sin que su identidad se vea transgredida.
Claro que para refrescar los convencionalismos que acompañan la receta, el guionista Ta-Nehisi Coates incluye ingredientes extra, entre ellos plantear que el protagonista viene de haber sido esclavizado por una raza surgida de la conquista planetaria, que además se encargó de borrar su memoria, sin saber que esto habría de encaminarlo a forjarse como un nuevo guerrero, quien atormentado por espasmos de antiguos sentimientos, el asfixiante vacío existencial y un incontrolable instinto suicida, debe enfrentar la imagen de lo que fue, misma que se ha convertido en leyenda, teniendo que asumir la responsabilidad del héroe y la soledad que trae como consecuencia el encuentro consigo mismo.
Arte directo de Wakanda
La propuesta visual que va por cuenta de Daniel Acuña, aunque a veces es un tanto austera a la hora de jugar con las composiciones, ofrece dinámicas sucesiones de viñetas pequeñas con breves contrastes de fondos blancos, en donde los trazos deshilachados y los pincelazos orgánicos conjugan la acción y la melancolía.
Mientras los juegos de luz y colores difuminados que complementa los acabados, resultan ideales para delinear los fugaces momentos en que se hacen presentes los resabios de un viejo amor con “aquella que camina entre las nubes”, reforzando el seductor aire a space ópera que impregna todo el asunto.
Así pues, Black Panther: El Imperio galáctico de Wakanda, que además del evidente replanteamiento geográfico, ofrece un interesante agregado histórico; es un prometedor ejemplo de los alcances que pueden tener los microuniversos de Marvel, a la hora que son expuestos a una mayor cantidad de enfoques.