Batman: Pesadillas, de Tom King, es una de las propuestas más sugerentes dentro de la reciente oferta que regularmente tiene DC Comics para el público adulto. Aquí nuestra crítica.
Batman Pesadillas, El punto de quiebre del vigilante
Por: Jesús Chavarría
El no solo proponer una envolvente decantación de la mente atormentada del Hombre Murciélago, sino aprovecharla para dar pie a un puñado de episodios que transitan por distintos géneros, mientras va dándole sentido a uno de los conceptos que menos suelen relacionarse con el personaje, es la principal virtud de Tom King, quien sin duda se ha convertido en uno de los guionistas más efectivos e interesantes del actual panorama en el mundo de los cómics, y que seguramente muy pronto será una referencia más allá del mismo.
Professor Pyg, el menor de los males
Sin que le tiemble la mano, y haciendo de la parsimonia uno de sus principales aliados, aquí el también responsable de Heroes in Crisis, logra hilvanar una reflexión sofisticada y casi febril, utilizando juegos narrativos que van trastocando momentos clave de la vida del vigilante, a veces recurriendo al monólogo interno para mostrar como es que éste se mantiene a flote en pasajes que van de un choqueante encuentro, estilo gore, con el Professor Pyg, delineado con trazos salvajes y descompuestos; pasando por una retorcida variante de la muerte de sus padres y su proceso posterior, con vuelta de tuerca incluida; hasta llegar a una adrenalínica persecución al estilo Batman Año Uno, carente de diálogos, que culmina con la inesperada revelación de la identidad del criminal en cuestión, mientras están sumergidos en los abrumadores fondos de Gotham City, que ahoga los gritos sin piedad y vuelve a reclamar su respectivo protagonismo.
Cierto que el punto de inicio es desconcertante y el detonante que habrá de descubrirse hacia la parte final, no es lo más original del mundo, pero queda claro que eso no es lo importante, sino la serie de sutilezas que le otorgan matices distintos a la caótica personalidad del oscuro encapotado, quien se aferra a una promesa para no caer del todo en el abismo, y que al contrario de lo que pudiera pensarse, por supuesto que siente miedo, mucho miedo, al grado que eso le lleva a evitar ciertas verdades, incluida una relacionada con Selina Kyle, y que quizás sea la más grande y significativa de sus últimos años.
Es alrededor de esta última, que pese a lo violento de otros de los episodios que conforman este arco argumental, se tejen aquellos en donde se derrumba sus defensas emocionales como vengador y flaquea, además de algunos sumamente encantadores y no exentos de romanticismo, que sirven de contraste.
Toques de diversión
Finalmente hay que destacar secuencias como aquella con una sucesión de viñetas que mantienen el mismo fondo, mostrando a Batman caer frente a una figura que va transmutando en distintos villanos, ejemplificando así el ciclo sin fin en que está sumergido eternamente, así como el divertido episodio que sigue en paralelo la despedida de soltera de Catwoman en compañía de Lois Lane, y la de Bruce Wayne junto a Clark Kent, que entre situaciones de humor ligero, muestra las carencias emocionales de los protagonistas y los inesperados mecanismos a los que recurren para formar vínculos.
Así pues, Batman: Pesadillas de Tom King, quien contó con la complicidad de artistas que sin abandonar su muy particular estilo, vaya que supieron enriquecer el guión, es una de las propuestas más sugerentes dentro de la reciente oferta que regularmente tiene DC Comics para el público adulto.