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Wonder Woman: La Hora de las Brujas, Las otras formas de batalla para una guerrera
Escrita por James Tynion IV, Wonder Woman: La Hora de las Brujas es un llamativo traslado del concepto del superhéroe a las formas de la fantasía épica con leves tintes de horror y reminiscencias a las novelas fantásticas.
Muy pocos hubieran imaginado los alcances que tendría la integración de Wonder Woman a la cada vez más popular e interesante Justice League Dark.
Y es que si bien con el arco argumental titulado La ultima Era de la Magia, se dio pie a una reformación completa del universo Místico de DC Comics dotándole de una mayor variedad tonal, con la Hora de las Brujas todo se encamina a una trama enfocada en hacer explotar la naturaleza mitológica de la célebre amazona, dentro de una aventura que a pesar de que ofrece una batalla con distintos frentes, nunca la vemos combatiendo cuerpo.
En realidad son su mente y sus emociones lo que se convierte en sus principales armas, a la hora de intentar detener a la diosa primigenia de tres rostros, que al igual que hizo con otras mujeres -denominadas como “Las marcadas”-, le implantó parte del poder que había robado, para que inconscientemente lo preservaran y luego le sirvieran como vehículos para hacer suyas las energías sobrenaturales de nuestro universo, rompiendo el delicado equilibro que ya de por si estaba amenazado por El Hombre al revés -sugerente personaje del que aún nos espera ver mucho más- y la otra especie.
No todo son puñetazos y choques de espadas
Pero no pensemos que en este afán de diseccionar los rasgos oscuros de su personalidad -otras ocasiones apenas bosquejados- y la austeridad en cuanto a golpes y choques de espadas, estamos ante un producto carente de acción.
Por el contrario, la reafirmación del carácter de líder de la poderosa Princesa Diana, que le hace llevar al límite sus valores morales e incluso enfrentar la muerte, y que se da a través de tiradas exhaustivas de diálogos con calculadas revelaciones que muestran más de la relación con su madre y sus años infantiles en Themyscira; va de la mano con secuencias de viñetas íntimas que estiran la tensión y encuentran un explosivo contraste con espectaculares ilustraciones de página completa, plagadas de detalles y descargas color.
Es así que vemos el lado salvaje y maligno de la superheroína en posturas brutales entre juegos de luz y tonalidades grises, la majestuosidad de entidades milenarias difuminadas con fondos estelares, la belleza onírica de criaturas míticas en inquietantes escenarios de cuentos de hadas, el escatológico entorno trastocado por Swamp Thing, así como las visiones de cuerpos calcinados entre paredes salpicadas de sangre, producto del uso de la magia que, tal como lo dicta el subgénero de la espada y brujería, siempre tiene connotaciones oscuras y retorcidas.
La épica les pertenece
Mención aparte merece la carga femenina de la propuesta, que dejando de lado cualquier artificio comercial con la pretensión de aprovechar la actual tendencia de equidad -que sobra decir es más que necesaria y justa-, dimensionando a las mujeres -Zatanna, Wichfire, Black Orchid- con todo lo que implica llevar el peso total de la historia, tomando las desiciones, asumiendo riesgos y llevando a acabo sacrificios, sin condescendencia alguna, simple y sencillamente como las justas protagonistas, algo que cada vez debería ser menos raro.
Escrita por James Tynion IV, La Hora de las Brujas es un llamativo traslado del concepto del superhéroe a las formas de la fantasía épica con leves tintes de horror y reminiscencias a las novelas fantásticas, que matiza los usuales andanzas de Wonder Woman.